domingo, 26 de abril de 2009

El pandillaje

PELIGROSA DELINCUENCIA JUVENIL

No es posible. Los especialistas están de acuerdo cuando nos dicen que en estos últimos tiempos han surgido nuevos tipos de delincuencia juvenil, entre ellos, el pandillaje, y resulta fundamental ocuparse sobre todo en cuanto se refiere a su origen, prevención y tratamiento.

Tratándose de nuestra realidad, en un interesante informe de un medio de comunicación, se señala que la inseguridad ciudadana que vive Lima y Callao es fruto y consecuencia del incremento del pandillaje. Se informa que en la actualidad suman 12,128 los pandilleros que operan, los que integran 410 agrupaciones. Durante el período comprendido entre enero de 2007 y setiembre de 2008, se han registrado 5,318 delitos de ocho tipos, y en donde la mayor tendencia son aquellos contra el patrimonio (1,640), las agresiones (1,264), el pillaje (840) y casos de consumo y microcomercialización de droga. Se afirma que en el mismo período se han producido 31 asesinatos y 246 denuncias por violaciones sexuales, aclarando que las drogas y alcohol aparecen estrechamente vinculados con el accionar y estilos de vida de estos grupos.

También se afirma que el nacimiento de estos grupos puede estudiarse en los barrios de los suburbios de la ciudad o en aquellos otros en donde reina el descontrol de la autoridad y se entiende de los mismos padres de familia. Aquí es donde los menores, espontáneamente, forman grupos para sus juegos, que son un estado embrionario de la banda. En estos ámbitos superpoblados, hay siempre motivos y materia para la generación de conflictos entre personas y grupos, y es, entonces, que esta situación genera un sentimiento de cohesión al que se ve inmerso el grupo de juego hasta ese momento desorganizado y pronto se transforma en un conjunto sólido sobre la base de una jefatura firme.

Hay que aclarar que la mayoría de involucrados son menores de 18 años y, como tal, exceptuados de ser comprendidos por delitos previstos por el Código Penal, y donde lo único que se puede hacer es dictar medidas de corrección que, prácticamente, no existen en la realidad. Sin embargo, hay pandillas de menores que se dedican al robo utilizando el asalto con mayor naturalidad, empleando inclusive medios con los cuales ponen en peligro las vidas de sus víctimas. Pues bien, cuando éstos han sido intervenidos y cuestionados en el sentido de que la sociedad se siente terriblemente afectada por tales actos, éstos responden que no tienen por qué molestarse ni sentir que perciben vivir en un ambiente de permanente inseguridad, cuando ni su familia, ni la comunidad nunca han hecho nada por ellos.

Con mucha razón siempre se ha dicho, que si los niños en su hogar desde tierna edad recibieran de sus padres el mismo afecto que éstos regalan a sus mascotas, con toda seguridad que habría en el mundo mucho menos delincuentes y criminales, precisamente, porque el amor, la atención, cuidados, disciplina y sentido de responsabilidad juegan un rol fundamental y decisivo en la existencia de los jóvenes y su futura actuación como adultos. Otro factor, importantísimo, y que tiene que ver con este problema, es la escuela, toda vez que, durante la primera parte de su vida, el niño está expuesto a los influjos educativos, el saber y la instrucción que, en general, se dan en ella, hechos muy importantes en la evolución del joven.

Hasta aquí algunas consideraciones sobre el pandillaje como modalidad de la delincuencia juvenil. Pensamos de que es hora que la Comisión de Reforma del Código Penal tenga que analizar seriamente este problema, estableciendo en la legislación represiva el estado de peligrosidad social sin delito que ya existe en otras legislaciones, así como también la necesidad de que la edad para implicar a una persona como responsable de infracciones contenidas en el Código Penal pueda disminuirse hasta los 16 años, tal como ocurre en otros países que han tomado esta determinación.

Aldo Estrada Choque

Congresista de la República

EL PERUANO 19-03-2009

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